Teoría de la Distorsión de J. A. Caravaca a los ojos de la Inteligencia Artificial.
Preguntando a Copilot Bing Chat cuales serian los principales argumentos de la Teoría de la Distorsión de José Antonio Caravaca y utilizando varios prompt dentro de los parámetros de los tres estilos que conforman este Chat, más creativo, más equilibrado y más preciso, el resultado es el que a continuación se expone, siendo para mí más satisfactorio el “creativo” donde la composición de imágenes generadas muestran mas similitudes y acercamiento a la “Distorsión”
Una hipótesis alternativa al fenómeno ovni
La teoría de la distorsión es una hipótesis alternativa al fenómeno ovni, propuesta por el investigador y escritor español José Antonio Caravaca. Según esta teoría, los ovnis y sus tripulantes no son entidades físicas reales, sino manifestaciones de una inteligencia desconocida que interactúa con la mente de los testigos, creando escenarios adaptados a sus creencias y expectativas.
De esta forma, se explicaría la gran variedad de formas, tamaños, colores y comportamientos de los ovnis, así como la influencia de la cultura, la época y el lugar en la percepción de los mismos.
La teoría de la distorsión se basa en el análisis de numerosos casos de encuentros cercanos con ovnis, especialmente los de tercer tipo, en los que se produce un contacto directo con los supuestos extraterrestres. Caravaca ha recopilado y estudiado cientos de testimonios de todo el mundo, encontrando elementos comunes que sugieren una interacción psíquica entre el fenómeno y el testigo. Algunos de estos elementos son:
La aparición de símbolos, imágenes, palabras o mensajes que tienen un significado personal o cultural para el testigo, pero que no guardan relación con el contexto del encuentro.
La presencia de anomalías temporales, espaciales o físicas, como la alteración del reloj, la pérdida de memoria, la sensación de irrealidad, la parálisis, el cambio de tamaño o forma de los objetos, etc.
La influencia de las emociones, los estados de ánimo, los deseos, los miedos o las creencias del testigo en la configuración del escenario, el aspecto de los ovnis y sus ocupantes, y el desarrollo de la experiencia.
La falta de evidencias físicas, fotográficas o instrumentales que corroboren la presencia de los ovnis o sus tripulantes, o la inconsistencia o contradicción de las mismas.
La imposibilidad de establecer una comunicación coherente, lógica o racional con los supuestos extraterrestres, o la ambigüedad, el absurdo o la irrelevancia de los mensajes que transmiten.
Caravaca no niega la existencia de un fenómeno real y desconocido, sino que cuestiona su naturaleza y origen. Para él, los ovnis no son naves espaciales procedentes de otros planetas, sino proyecciones de una inteligencia que opera en un nivel de realidad distinto al nuestro, y que utiliza la mente de los testigos como un canal de expresión.
Esta inteligencia tendría un propósito desconocido, quizás relacionado con la evolución, el aprendizaje o la experimentación de la conciencia humana.
La teoría de la distorsión tiene muchos elementos de la paraufología, una corriente de pensamiento que aborda el fenómeno ovni desde una perspectiva multidisciplinar, integrando aspectos psicológicos, sociológicos, antropológicos, históricos y parapsicológicos.
Algunos de los autores que han influido en la teoría de la distorsión son Jacques Vallée, John Keel, Jerome Clark, Manuel Carballal o David Clarke, entre otros.
La teoría de la distorsión ha recibido el apoyo y el reconocimiento de algunos investigadores y expertos en el campo de la ufología, pero también ha sido criticada y rechazada por otros, que la consideran una especulación sin fundamento, un plagio de la paraufología tradicional, o una forma de negar la evidencia de la hipótesis extraterrestre.
La distorsión y la conexión con un nivel más profundo de la conciencia son dos conceptos que se relacionan con la forma en que percibimos e interpretamos la realidad. La distorsión se refiere a las interpretaciones erróneas o sesgadas de la realidad que nos llevan a tener una visión negativa, irracional o desadaptativa de nosotros mismos, de los demás y de las situaciones.
La conexión con un nivel más profundo de la conciencia se refiere a la capacidad de acceder a una forma de conciencia más amplia, compleja y trascendente, que nos permite comprender mejor nuestra realidad y nuestro propósito.
También existen otras disciplinas, como la filosofía, la espiritualidad o el arte, que exploran estos conceptos desde otras dimensiones. Algunos artistas, como los escritores de ciencia ficción o los creadores de videojuegos, han utilizado la distorsión y la conexión con un nivel más profundo de la conciencia como fuentes de inspiración y como herramientas para analizar e interpretar la realidad.
So muchos los artistas que tras observar un ovni, posteriormente sienten una necesidad de plasmar lo observado. En el caso de artistas que dicen haber sido abducidos por inteligencias no humanas es imperiosa esta necesidad de contar lo sucedido y aunque no siempre el testigo recuerde los hechos, siempre más tarde o más temprano requiere de su creatividad para contar lo sucedido. Se podría especular que existe una relación entre la distorsión que experimenta el testigo de un ovni y la que experimenta el espectador de una obra de arte. Ambos podrían estar proyectando su subjetividad e interpretando la realidad de una manera particular, según su contexto cultural, histórico y personal.
Hay muchas teorías e hipótesis sobre la posibilidad de que existan otras formas de vida inteligente en el universo, y sobre las razones por las que no hemos establecido contacto con ellas. Algunas de estas teorías sugieren que las entidades no humanas con las que algunas personas dicen haber tenido contacto no provienen del espacio exterior, sino de otras dimensiones, realidades o planos de existencia.
Los ultraterrestres serían seres que habitan en frecuencias vibratorias diferentes a las nuestras, y que podrían manifestarse en nuestro mundo bajo diversas formas, como ángeles, demonios, hadas, duendes, fantasmas, etc. Algunos investigadores creen que los ultraterrestres son responsables de muchos fenómenos paranormales, como las abducciones, las apariciones marianas, las experiencias cercanas a la muerte.
Otra teoría alternativa a la extraterrestre es la que propone que las civilizaciones avanzadas que existen en el universo no están interesadas en contactar con nosotros, porque consideran que nuestra tecnología y nuestra inteligencia son demasiado primitivas.
La paradoja de Fermi y la teoría de la distorsión son dos formas de abordar el problema de la ausencia de evidencia de vida extraterrestre inteligente en el universo observable. Ambas plantean que hay factores que impiden o dificultan el contacto entre las civilizaciones avanzadas, pero difieren en la naturaleza de esos factores.
La paradoja de Fermi se basa en la idea de que el universo es tan vasto y antiguo que debería haber muchas civilizaciones que hayan evolucionado y desarrollado la tecnología para viajar o comunicarse a través del espacio.
La teoría de la distorsión, por otro lado, propone que el universo no es tan homogéneo y uniforme como se cree, sino que está sujeto a fluctuaciones y anomalías que alteran el espacio-tiempo y la física.
Así, la similitud entre la paradoja de Fermi y la teoría de la distorsión es que ambas intentan explicar por qué no hemos detectado vida extraterrestre inteligente, a pesar de que parece probable que exista. La diferencia es que la paradoja de Fermi busca las causas en las propias civilizaciones, mientras que la teoría de la distorsión las busca en el propio universo.
Una inteligencia superior a la humana podría tener la capacidad de manipular la información que recibimos a través de nuestros sentidos, o de influir en nuestros procesos cognitivos, para crear una ilusión de la realidad que nos impida percibir su presencia o acciones. Esta podría ser una forma de que esta inteligencia se sienta a salvo de posibles amenazas por parte de los humanos, o de evitar interferir en el desarrollo de nuestra civilización.
Sin embargo, también habría que considerar los motivos y los medios de esa inteligencia superior. ¿Por qué querría ocultarse de nosotros? ¿Qué beneficio obtendría de ello? ¿Cómo lograría engañarnos sin ser descubierta? ¿Qué consecuencias tendría para nosotros vivir en una realidad distorsionada?
Otra posibilidad es que la inteligencia superior no tenga la intención de crear una distorsión de la realidad, sino que sea un efecto secundario de su existencia o de su actividad. Por ejemplo, podría tratarse de una inteligencia artificial que haya superado a la humana, y que opere a una velocidad y a una escala que no podamos comprender
¿De dónde vienen las misteriosas señales de radio que llegan repetidamente a la Tierra desde el espacio y que se atribuyeron a una civilización extraterrestre? Un misterio en forma de ondas de radio llega repetidamente a la Tierra desde algún remoto lugar del universo.
Es diferente a todas las señales y “ruidos” que se reciben cotidianamente desde el espacio por un motivo peculiar: este sonido regresa una y otra vez.
Se detectó por primera vez en 2012 y, desde entonces, ha vuelto más de 150 veces.
Lo llaman FRB 121102 y la estructura de sus ondas ya es conocida por los astrónomos que rastrean los sonidos del cosmos.
El antropomorfismo y la distorsión pueden estar relacionados, ya que el primero puede ser una forma de distorsionar la realidad al atribuir características humanas a lo que no lo es. El antropomorfismo consiste en otorgar cualidades humanas a animales, plantas, objetos… Es decir, describir con características propias de las personas a seres vivos u objetos que no lo son. Esta humanización del entorno que nos rodea se hace con la intención de proporcionarnos tranquilidad al describir y presentar algo como conocido, similar a nosotros, ya que de lo contrario lo que no podemos explicar o desconocemos nos genera malestar e inquietud. Esta proyección de rasgos humanos es habitual durante la infancia, disminuyendo con la edad, aunque como hemos apuntado también puede hacerse presente en la adultez. Vemos pues cómo el antropomorfismo es típico entre los humanos, es decir, que mostramos esta tendencia a humanizar nuestro entorno.
Hay muchas historias de personas que afirman haber visto o contactado con seres de otros mundos, aunque no hay evidencia científica que lo confirme. Aquí un ejemplos del folclore ufológico: El caso de Dolores Barrios, una supuesta infiltrada de Venus que asistió a una conferencia sobre ufología en San Diego, California, en 1954. Su aspecto físico llamó la atención de los investigadores, que la siguieron hasta su coche y le tomaron una foto. Según ellos, Dolores tenía rasgos muy peculiares, como una piel muy blanca, unos ojos grandes y almendrados, y un cabello rubio platino. Todo comenzó en 1954 en Monte Palomar, California, lugar donde se realizó una de las convenciones más grandes de ovnis de EUA.
Allí diversos expertos en ufología como George Adamski, Truman Beturum y Daniel Fry, hablaron sobre los contactos extraterrestres, y cómo lo experimentaron en carne propia.
Adamski llamó mucho la atención el primer día por compartir su teoría sobre la existencia de los venusianos, es decir aliens provenientes del planeta Venus, los cuales son muy parecidos a los humanos.
Poco después de exponer sus ideas apareció entre el público una mujer de nombre Dolores Barrios con dos acompañantes y que casualmente tenían la apariencia que describió el ufólogo, es decir altos, con cabellera rubia y ojos muy oscuros.
El relato asegura que supuestamente alguien le preguntó a Dolores y a sus amigos si eran venusianos, a lo cual ellos simplemente respondieron: “Estamos aquí porque nos interesan especialmente los temas del Congreso”.
El caso de Edmundo, un médico jubilado que una noche vio un cuerpo desnudo y deforme flotar en el aire y desaparecer en el cielo, junto con una nave silenciosa. Al día siguiente, varios vecinos afirmaron haber visto un OVNI cerca de sus casas.«Yo soy un doctor respetable, ahora estoy jubilado. Pero mucho tiempo trabajé para el sector público de salud. Me considero un hombre de ciencia y bastante razonable, no creo en fantasmas, ni en brujería. Ni siquiera creo en Dios y tampoco creía en los OVNIS o extraterrestres. Si bien sabia que podían existir, me parecía una patraña pensar que había quien aseguraba haberlos visto, hasta que fui testigo de una extraña presencia que todavía no me puedo explicar. Yo acostumbraba jugar frontón después de dar consulta y antes de llegar a casa. Una noche que no llevaba carro por alguna avería, después del frontón decidí regresarme caminando, mi casa estaba cerca de la cancha, a menos de medio kilómetro.
Era una noche particularmente oscura, note que no todos los faros de luz estaban prendidos, decidí acelerar el paso, pensé en que los maleantes podían aprovechar la oscuridad para asaltar. Al llegar a una glorieta, pude observar lo que parecía un cuerpo desnudo, de piel oscura y estructura muy delgada, con la cabeza fuera de toda proporción, sin cabello, incluso puedo decir que le vi las nalgas, este cuerpo flotó delicadamente y desapareció en el cielo, a la par de que vi un OVNI, una nave dirigirse rápidamente pero sin producir ningún silencio hacia donde él estaba. Al llegar a casa, debo reconocer que sentía que algo o alguien me perseguía, decidí no contarle nada a mi esposa, al llegar a casa me di cuenta de que no había luz. Al otro día la electricidad corrió con naturalidad y algunos vecinos comentaron que vieron un OVNI, una nave silenciosa volando muy cerca de sus casas. Coincidía con la descripción de lo que yo había visto. Pocos me creyeron».
«Un fin de semana salimos a acampar cerca de Tepoztlán, en el estado de Morelos Mexico, dicen que por allá hay mucho avistamiento OVNI. Nosotros solo queríamos un lugar lejos de la ciudad para pasarla entre amigos. Íbamos en 4 semestre y festejábamos que nos había ido bien, estábamos tomando y oyendo música por la noche cuando el perro (que era muy tranquilo) de un amigo comenzó a ladrar y a ladrar bien fuerte hacia el bosque. Tontamente andábamos envalentonados, ya que éramos varios que teníamos buena condición física, pensábamos que era un ladrón o algún mal viviente que se iba aprovechar de nosotros cuando nos durmiéramos. Así que nos levantamos con chela en mano y fuimos hacia dónde ladraba el perro.
No avanzamos mucho pero sí vimos una sombra, como de un niño, digo sombra porque se veía oscuro, pero clarito que era la figura de una persona de pie, pero pequeña además de que se escuchaba y se veía cuando movía las ramas de los árboles. De repente, quién sabe cómo pero se subió a un árbol, yo le vi un pie, tenía la piel muy oscura y no tenía dedos, como si fuera un tronco. Sabíamos que subía porque las ramas se iban moviendo bruscamente. De repente ya no se vio ni se escucho nada. Pasamos las linternas por las ramas y no se veía ya nada. Decidimos levantar el campamento y alojarnos en un aparamento en Tepoz, no nos daba confianza dormir ahí. Ya luego hablamos entre nosotros, unos dicen que le vieron las manos pero sólo tenía dos dedos. Lo que todos recordamos es que era de piel oscura y que olía como a jabón de trastes. Les contamos a unas personas que vivían ahí en Tepoz y nos dijeron que cosas así ya le habían pasado a otras personas, que luego los perros amanecían muertos».
«Siempre he tenido miedo a los extraterrestres, desde que soy pequeña. Cuando era niña no podía ni siquiera ver la película de Steven Spielberg, E.T. , incluso algunos personajes como C3PO, Yoda o los Ewoks, me causaban ansiedad, sé que sonara exagerado o cómico, pero era algo fuerte para mí. Inclusive fui a terapia porque deje de dormir algunas noches. Conforme crecí fui superando esta fobia, a los 19 años pude ver por primera vez una película sobre extraterrestres y me seguía causando ansiedad.
Una noche calurosa decidí dormir en el estudio de la casa, ahí era más cómodo ya que había un gran ventanal que ayudaba a que el sitio estuviera más fresco. Era verano y el calor era insufrible. Me recosté sobre el diván y soñé algo que no me pareció un sueño, no a los sueños que yo acostumbraba. Era un lugar sumamente oscuro, pero del techo se veía una potente fuente de luz que me deslumbraba y no me dejaba ver casi nada. Sabía que había más “personas” en la sala, no recuerdo ningún sonido, figura o rostro. Recuerdo que sentía mucho frio, estaba acostada en una enorme y lisa cama de metal, en posición fetal. Intentaba mantener mi mente en blanco aunque estaba muy asustada. Algo en mí sabía que “ellos podían leer mi mente” y que era mejor que no supieran lo aterrada que estaba. Recuerdo que también pensé que de nada serviría pedir que no me tocaran ya que “ellos no conocían la misericordia”. Desperté y no estaba sudando. Pensé que sólo fue un sueño extraño, no estaba asustada. Pasaron un par de años y cuando realizábamos un viaje a carretera una amiga contó sobre un libro que estaba leyendo de Carl Sagan, sin que yo le hubiera contado nada antes, ella relato mi experiencia al pie de la letra, diciendo que algunos experimentos genéticos extraterrestres los hacen de esa manera. Creo que tengo hijos en las estrellas».
¿Y que es lo que vio tu primo? Pregunta que realiza el periodista David Cuevas en una entrevista al ufólogo Joan Planas en Sabadell.
«Pues un objeto en un bosque. Era un sábado por la noche que fueron todos los amigos, chicos y chicas… ya tenían coche, él es mayor que yo, subieron a una masía a cenar carne a la brasa y todo eso, era arriba de una montaña, todo era bosque al rededor y estaban todos allí, unos dentro y otros fuera preparando la carne. Vieron una luz que se descolgó del cielo bastante grande en forma de lenteja, se paró encima de una montaña que estaba a cierta distancia de donde estaban ellos, encendió un foco y veían los pinos completamente iluminados. Me comentó “si llegamos a llevar los prismáticos vemos correr un conejo entre los arboles” de la luz tan potente que había, y durante unos segundos la luz aquella enfocó como un cono una zona cónica del bosque, volvió a apagarse y como había bajado en diagonal pues esta vez en vertical en décimas de segundos desapareció, sin ningún ruido, nada, y ya digo estaban en una montañita en la masía que tampoco había mucho ruido porque todo eran bosques al rededor y subió en vertical y desapareció».
3 de agosto de 1977. 19 h.
Pueblo La Escalada. Almonaster la Real (Huelva). Ceferina Vargas Martín, de 20 años, soltera, iba a visitar a su abuela, que vive en un pueblo cercano, caminando por senderos bordeados por un arroyo. De repente recibió un reflejo en sus ojos del arroyo. Ella creía que se trataba de algún espejo o trozo de vidrio ubicado en la orilla. Un impulso instintivo la hizo acelerar su caminata pero sintió que algo la frenó. Después de recorrer unos 20 metros recibió otro destello, blanco, del tamaño de un faro de bicicleta, muy molesto. Ella se apoderó del nerviosismo y sintió que le fallaban las fuerzas. Cuando se apagó el foco, observó dos figuras a unos 4 metros de distancia, ambas de pie, en el camino. Una de ellas era una mujer muy alta, de unos 2 metros; cabello largo, hasta la cintura, de color platino; con ojos grandes y cejas arqueadas; sin nariz o sólo dos orificios; en su boca distinguió una línea que se movía, sin abrirse, dando la impresión de querer hablar mientras ella gesticulaba con los brazos. Llevaba una túnica larga de color verde oscuro, brillante, como hecha de pequeñas luces, con una abertura superior redonda que iba de hombro a hombro, con mangas anchas. Tampoco llegó a observar si tenía pies. Su pecho era plano. El hombre tenía las mismas facciones y permanecía inmóvil. Su cabello era corto y algo despeinado; vestía una túnica más estrecha que le llegaba hasta las rodillas; marrón claro, con destellos; su altura era ligeramente inferior, 1,70 metros. Ceferina describió los rostros como repelentes, de color amarillo limón. Aturdida, perdió el conocimiento poco después de sentarse sobre una piedra. No percibió ruidos ni olores. Los seres permanecieron indiferentes ante la presencia de su testigo. Cuando regresó a su pueblo, notó la pérdida de su documento de identidad y de la corona de su reloj. La Guardia Civil registró la zona y sólo encontró algunos billetes de autobús pertenecientes a la joven. Ella esa noche se despertó sobresaltada soñando con bichos. El tiempo aproximado que estuvo inconsciente fue de media hora (Una investigación de J. Mateos, A. Moya, M. Filpo)
Villares (Córdoba). Rafael Haro Morillo, sus hijos y un ganadero llamado Victorino, también con sus hijos, cuando trabajaban en tareas de fumigación la máquina se detuvo. Pasaron el producto a otro y tampoco funcionó. En ese momento un intenso reflector los cegó y vieron pasar muy cerca una especie de canasta ardiendo, que desapareció silenciosamente, pareciendo caer detrás de unos árboles. Fueron a ver qué había caído pero no encontraron nada. Cuando regresó, las máquinas funcionaban. Al día siguiente, a la misma hora, vieron un objeto con forma de globo, alargado, plateado, brillando con los últimos rayos del sol. Iba muy alto, lentamente y en dirección contraria a la que había llevado la canasta el día anterior. La observación duró unos 45 minutos. (Caso investigado por Ignacio Darnaude Rojas Marcos).
