CADIZ (INVESTIGACIÓN OVNI Y LA C.I.A.)
“Es un alivio que la CIA relate lo que aquí pasó”: Cádiz, zona caliente de avistamiento de ovnis
Un artículo de Gonzalo Wancha
Con la desclasificación de millones de expedientes de la CIA ligados al control de avistamientos de ovnis y fenómenos paranormales en todo el mundo, destacan varios fenómenos en España y entre ellos varios casos históricos de Cádiz. Para los ufólogos de la zona, supone la confirmación a años de trabajo.
La Agencia Central de Inteligencia Estadounidense (CIA) abría en el mes de enero la caja de Pandora al desclasificar 2780 nuevos documentos relativos a archivos secretos. Un material que, entre otros muchos temas, recopila las labores de los servicios de inteligencia y el almacenamiento de información durante décadas, en el inhóspito clima de la Guerra Fría.
El material, al que hemos accedido a través de la página The Black Vault, contiene una enorme cantidad de información de la investigación y monitoreo por todo el planeta durante décadas de “fenómenos aéreos no identificados”, “avistamientos” y testimonios.
Y todo gracias al proyecto de ley de financiación gubernamental que Trump aprobó en una etapa final como presidente. EEUU estableció que los servicios de inteligencia debían facilitar al Congreso todo lo relacionado con ovnis, amenazas aeroespaciales o fenómenos paranormales, previa investigación.
Así que, gracias a Trump, en España hemos constatado que nuestro territorio reunió cantidad de fenómenos paranormales con objetos voladores no identificados (ovni), o fenómenos aéreos no identificados (UAP) y muchos de ellos en la Bahía de Cádiz y en el Campo de Gibraltar.
Uno de los informes nos retrotrae al verano de 1952, cuando varios vecinos de Puerto Real (Cádiz) “divisaron dos objetos alargados y ovalados en el cielo que se aproximaban uno a otro desde direcciones opuestas”, reza el documento de la CIA.
“Cuando parecía que estaba a punto de colisionar, ambos objetos giraron a la derecha, recuperaron velocidad y entonces desaparecieron. Ambos objetos volaron a gran altura. Parecían grisáceos y parecían estar pilotados”.
Casi 70 años después, al teléfono nos atiende Don José Moreno, ufólogo de la Bahía de Cádiz. Él fue uno de los que, en su momento, informó e investigó sobre los avistamientos. “Después de todo, para mí es un alivio que la CIA relate lo que aquí pasó. Hemos estado años predicando en el desierto, investigando y difundiendo estos fenómenos paranormales, ahora la CIA señala que algo hubo”.
Moreno formó junto a otros 18 miembros la Agrupación Parapsicológica de Puerto Real, editó una revista y recopiló toda la información de avistamientos de objetos voladores en la zona.
Este equipo de investigadores denota que Cádiz ha sido siempre denominada “zona caliente” para la actividad paranormal. Ahora, los documentos de la CIA son para Moreno y para muchos ufólogos de la zona un reconocimiento indirecto.
“Lo del 52 lo recuerdo perfectamente, pero hubo muchos otros y, sobre todo, más adelante”, cuenta Moreno mientras repasa su documentación. “Cuando más actividad hemos tenido ha sido a finales de los años 70 y sobre todo en los 80, vienen por oleadas y no podemos concretar los motivos, pero estadísticamente registramos una ingente actividad, algo que ahora no pasa”.
Un detalle para escépticos, no olvidemos que los avistamientos del 22 de agosto de 1952 en Puerto Real se produjeron un año antes de que en la Bahía se instalara la base naval americana de Rota, por lo que la explicación fácil de que eran vuelos norteamericanos, por lo pronto, queda descartada… la verdad sigue ahí fuera.
Con la llegada de móviles y buenas cámaras, ¿han desaparecido los ovnis?
El Centro de Inteligencia Técnica Aérea (ATIC) de las Fuerzas Aéreas de EEUU cifró desde 1947 a 1952 unos 1.500 informes oficiales de avistamientos, además de un ingente volumen de reportes y alertas. A tenor de la actividad y la preocupación de la CIA, cabe preguntarse, ¿ya no hay avistamientos, por qué nos han abandonado los Ovnis?
Más allá de explicaciones paranormales, lo lógico es pensar en el contexto histórico. Hoy, ver un objeto no identificado sobrevolando nuestras cabezas no nos lleva a pensar en un inminente bombardeo nuclear, como sucedía en la Guerra Fría. Esta sensibilidad extrema hacia lo paranormal obedece a una mentalidad de defensa.
Puerto Real, Andújar, Linares, Cuenca, Palma de Mallorca … la actividad que reflejan los documentos de la CIA es enorme, pero se concentra principalmente en los años de Guerra Fría y revelan una red de observación e informadores que abarcaba todo el planeta.
Los documentos no dan detalles sobre los responsables del reporte en España. Pero sí hay detalles y apuntes, algunos a mano, sobre cómo debían operar los informantes, “de al menos 25 años”, así como la creación de un panel que debía sopesar todo la información recibida y cuyos miembros cobran un salario de 50$ diarios.
Y si hablamos de la Guerra Fría, gran parte de la información alude a todo lo que tenga que ver con la Unión Soviética, incluso, en el contexto de fenómenos paranormales, se realizó un seguimiento de cómo trataba la prensa en la esfera soviética los fenómenos de avistamientos.
La CIA señala con sorpresa — en los años 60 — la ausencia completa de estas noticias, “incluso desde un carácter sarcástico”, en los medios soviéticos, preguntándose si en “medios controlados” por el Gobierno, esto obedecería a una estrategia de silencio impuesto. Aunque ya en los 80, ante noticias recurrentes sobre fenómenos en medios soviéticos, la CIA aborda el espectro de debate mediático. A tenor del informe, parece que la curiosidad y el escepticismo ante visitantes extraterrestres son similares en todo el mundo.
Las conclusiones del panel de expertos del ATIC en 1953 ya establecen que a la vista de las investigaciones realizadas, no se podía establecer que los avistamientos de ovnis supusiera una amenaza para la seguridad estadounidense, y tampoco que pudieran ser relacionados con una aeronave extranjera en “acto hostil”.
No obstante, se detalla la existencia de riesgos potenciales añadidos que, de nuevo, nos recuerdan a la mentalidad de guerra constante: uno de los riesgos que reseñan los expertos es que los sistemas de defensa no detectaran a enemigos reales, o sobrecargar los canales de alerta e información con falsas alarmas y, por último, alertan del factor emocional de la sociedad, tendente a una histeria colectiva y a mayor vulnerabilidad ante una posible guerra psicológica.
