ATERRIZAJE 29/12/1976

Destacamento Militar de Talavera de la Reina

Galán Vázquez
29 min readSep 2, 2022

INTRODUCCION

Entre las 1:50 y las 2:10 de la madrugada del 29 de diciembre de 1976, un extraño objeto luminoso, que dejaba tras de sí una larga estela verde, fue visto, desplazándose a enorme velocidad, por los cielos de Lisboa (Portugal) y de las provincias españolas de Valencia, Murcia, Almería, Granada, Málaga, Cádiz y la ciudad de Melilla (1).
Aproximadamente dentro del mismo espacio de tiempo indicado, fue observado un objeto de iguales características en Falces y en Arrubal (Logroño), lugar este último donde, al parecer, se produjo el aterrizaje de dicho objeto, cuyo despegue de tierra fue visto por el vigilante de las obras de un Polígono Industrial (2).
Finalmente, hacia la 1:50 de la misma madrugada, en las cercanías de Talavera de la Reina (Toledo), diferentes testigos, situados en 4 puntos distintos, (tres de la observaciones en los kms. 93, 99 y 105 respectivamente de la carretera de Arenas de San Pedro-Talavera de la Reina, y una en la misma ciudad de Talavera) pudieron contemplar, a una distancia relativamente corta, el paso de un objeto luminoso de características análogas a las de los anteriores, con la particularidad de que en tres de estas cuatro observaciones pudieron precisarse algunos detalles de la masa luminosa, que se desplazaba silenciosamente, así como efectos EM sobre el encendido de automóviles e irregularidad en el funcionamiento de un generador de corriente (3).
En una de estas cuatro observaciones, en la efectuada por D. Pedro Luis Blázquez y su esposa, se produjo la detención de trayectoria del objeto, que quedó inmóvil en el espacio, durante varios minutos, frente a los testigos, maniobrando luego sobre el lugar ocupado por los testigos y el automóvil en que se desplazaban.
En la investigación que realicé de los casos talaveranos, quedaron patentes varios datos de interés relacionados con el OVNI, a saber: forma aproximada de dos platos encarados, con cúpula en la parte superior; existencia de una zona negra, circular, en su base; presencia de una línea luminosa, amarilla, horizontal, situada entre la cúpula y el cuerpo del objeto; estela o cola luminosa, predominantemente verde o azul clara, según las apreciaciones de los diversos testigos; desplazamiento aparentemente silencioso, capacidad de maniobra; cambios de velocidad y facultad de detenerse y quedar inmóvil en el espacio.
En las cuatro observaciones talaveranas la dirección del ovni fue N-S, y en la última de ellas, su trayectoria lo llevaba, directamente, sobre una zona militar situada a tres kilómetros de Talavera de la Reina.
Durante la investigación de estas cuatro observaciones pensé de inmediato que dicha zona, muy vigilada a todas horas del día y de la noche, era el lugar idóneo, por la presencia de centinelas, para que el ovni hubiera sido también avistado. Pero no fue hasta poco más de un año después de la investigación de dichas observaciones, que entré en contacto con un testigo presencial de lo sucedido en la zona militar aquella madrugada del 29 de diciembre de 1976. Por expreso deseo del testigo me veo obligado a omitir su nombre. Sus declaraciones fueron grabadas en cassette y obran en poder del C.E.I.

LA ZONA MILITAR

A 3 kms. al Sur de Talavera de la Reina, una vez cruzado el río Tajo y tras la primera línea de cerros que ofrecen en este lugar los Montes de Toledo, se encuentra el área militar cuyo nombres es Tropas del Parque y Maestranza de Artillería de Madrid (Destacamento de Talavera de la Reina).

La carretera Talavera-Los Navalmorales bordea por el Oeste y el Sur el enclave militar, mientras asciende, sinuosamente, por el paisaje montuoso.
El cuartel se encuentra al lado mismo de la carretera, y seguidamente, ocupando una especie de valle rodeado por los montes, se extiende hacia el Este la zona de seguridad en que se encuentran los polvorines. Una pista, de uso exclusivamente militar, de más de 1 km., la recorre, adoptando en su desarrollo por la zona forma de herradura, aproximadamente; su entrada y su salida se hallan a pocos metros de distancia la una de la otra, desembocando los dos tramos en la carretera de uso público ya mencionada.
La pista militar tiene 8 bifurcaciones o avenidas en su tramo Norte, y 2 en su tramo Sur; estas avenidas conducen a las puertas de los túneles, que profundizan en el interior de los montes que rodean la zona. Cada entrada de túnel posee su propia e independiente boca de salida. Son, pues, 5 túneles, con sendas avenidas de entrada y sendas de salida.

Viniendo del Este, y cruzando en dirección Oeste el enclave militar, corre un arroyo, en régimen de escorrentía, que posteriormente atraviesa, por debajo de un puente, la carretera Talavera-Los Navalmorales, deslizándose, entonces, frente al cuartel. Al Este, junto a la vaguada por la que entra el arroyo en la zona, se levanta el depósito de agua, para usos relacionados con los túneles de los polvorines.
La vigilancia es mantenida, durante la noche, en puestos de guardia, situados a lo largo de la pista; desde ellos se dominan las diferentes avenidas y puerta de los túneles. Además, guardan el lugar, durante la noche, perros de raza pastor alemán, situados tanto en la pista como en determinados puntos de las alturas de los montes cercanos.
La zona militar se alimenta de energía a través de una línea de alta tensión, que discurre por las cercanías de la carretera, y que penetra en el enclave por encima de los montes. El transformador se encuentra dentro de la zona de seguridad de los polvorines. Para casos de falla del transformador, existe un generador auxiliar, de motor diesel, marca Barreiros, de 8 cilindros y 200 cv, que automáticamente entra en servicio.
Los principales puntos de luz se hallan situados en las entradas y salidas de los túneles, iluminando las avenidas de los mismos.
Por otra parte, una célula fotoeléctrica, sensible tanto a ruidos excesivos como a sobrecargas energéticas, pone en funcionamiento, llegado el caso, una sirena de alarma.
Junto a estas medidas de seguridad existen, en las entradas y salidas de los túneles, cámaras de vigilancia, dotadas de tres objetivos cada una, que entran en acción al dispararse la alarma.
Dentro del sistema de funcionamiento de estas cámaras (que es autónomo y a prueba de influencias exteriores y de tipo magnético) se encuentran determinados puntos de luz roja, que iluminan, débilmente, la zona de seguridad, en caso de fallo de las luces normales.

ALARMA

Eran, aproximadamente, las dos o dos menos cinco minutos de la madrugada del 29 de diciembre de 1976. El tiempo era frío y seco y la noche de cielo estrellado. De improviso se escuchó el sonido de la sirena de alarma.
Al principio el testigo no observó nada anormal, sino que los perros guardianes ladraban y aullaban. Poco después la sirena enmudeció, al tiempo que las luces normales de la zona militar se apagaban, quedando encendidas sólo las luces rojas, integradas en el sistema autónomo de las cámaras de seguridad. Automáticamente comenzó a funcionar el generador auxiliar que, de manera imprevista, cesó en su actividad a los pocos minutos, “como si se hubiera gripado”. La zona quedó a oscuras de nuevo, con excepción de las mencionadas luces rojas. Mientras tanto el testigo ya había podido
contemplar un fuerte resplandor en las proximidades del túnel de entrada nº 5. La patrulla, que se encontraba fichando en el puesto de guardia nº 6, en el tramo derecho de la pista, recibió la orden, a través del interfono de dicho puesto, de presentarse en el Cuerpo de Guardia, orden que cumplieron, en escasos minutos, quedando reunidos, en el Cuerpo de Guardia, un sargento, un cabo 1º y los dos artilleros que formaban la patrulla. Inmediatamente, los cuatro, armados y provistos de una linterna, comenzaron a caminar por la pista, dirigiéndose hacia el lugar que, por su resplandor insólito, parecía haberse convertido en punto conflictivo.
Los perros continuaban ladrando y “aullando de dolor” (cosa que harían durante todo el incidente). Por la zona militar se escuchaba “una especie de silbido, parecido al de la turbina de un avión, al silbido que se oye al comienzo del funcionamiento de un motor”.

¿Cómo era la luz que viste a lo lejos en principio?

El testigo.

— “Parecía como si hubiesen lanzado varias bengalas blancas iluminando el lugar ese para sacar fotografías a través de la Aviación, que es lo que utiliza la Aviación moderna. Entonces, al no encontrarme con eso, al ver que es que una bengala dura equis tiempo… no? dura a lo mejor tres, cuatro, cinco minutos; entonces, al aquello perdurar durante cierto tiempo, me encontré con una cosa que no había conocido nunca”.

La patrulla, en su recorrido hacia el Este, por la pista, llegó al puesto de guardia nº 4. Tras el alto y santo y seña de rigor, el centinela de dicho puesto les comunicó que, por entre el túnel de salida nº 4 y el depósito del agua, había visto la entrada de un objeto volante, luminoso, procedente de la vaguada que se abre al Este, entre dos de los montes. Dicho objeto había seguido, en su sobrevuelo de entrada en la zona, la línea de un cortafuegos existente en el flanco Norte de la vaguada; luego, en trayectoria rectilínea, había cruzado, a unos diez metros de altura, por encima del tramo izquierdo de la pista, penetrando sobre el terreno comprendido entre los dos brazos de la misma, sobrevolando por encima de los chopos que escoltan el arroyo, y pasando, entonces, frente al puesto de guardia nº 5.

El objeto, prosiguiendo su trayectoria, sobrepasó después el tramo derecho de la pista, situándose, finalmente, sobre el lugar donde todos contemplaban, en aquél momento, el fuerte resplandor.
El centinela del puesto 4, al ver que el objeto había pasado muy próximo al puesto de guardia nº 5, intentó comunicarse, por medio del interfono, con el centinela de dicho puesto, pero no recibió contestación.
Creyendo que el interfono del otro puesto de guardia se hallaba estropeado, había optado, seguidamente, por llamar a voces al centinela, sin obtener respuesta. Con posterioridad se puso en contacto, a través del interfono, con el Cuerpo de Guardia, pero ya la patrulla se hallaba en camino. El centinela del puesto 4 advirtió a los componentes de la patrulla que “podían encontrarse con cualquier cosa”.
El puesto nº 5
Apagando la linterna, para no dar a conocer su posición, y en la oscuridad sólo rota a trechos por los puntos de luz roja, la patrulla continuó su recorrido, llegando a las inmediaciones del puesto de día nº 5, situado hacia la mitad de la curva que allí describe la pista. Desde el puesto nº 5, que es el más alejado de todos los puestos existentes en la zona militar, se domina, íntegramente, no sólo la curva de la pista, sino también la avenida de salida del túnel n° 4, ubicada en el tramo izquierdo (Norte) de la pista, y la avenida de entrada del túnel nº 5, situada en el tramo derecho (Sur). Pero la patrulla se detuvo al percatarse de que, desde el puesto de vigilancia nº 5, nadie les daba el alto; por ello, el sargento dividió a la patrulla en dos grupos, que entraron por distintas zonas, acercándose al centinela. Los primeros en llegar, por detrás del centinela, fueron el sargento y uno de los artilleros, llegando poco después, por delante del soldado, el cabo 1° con el otro artillero.
T.- “El soldado estaba en posición de descanso, con el fusil en la mano, y en ésa posición estaba como una estatua (…) Tenía los músculos tensos y la mirada al frente, los ojos abiertos, sin parpadeo; la respiración muy alterada.
También nosotros, al ver el aparato, nos sentíamos un poco alterados, no estábamos normal".

Con objeto de hacer salir al soldado de su estado de estupor, que el testigo califica de hipnótico, le propinaron varias bofetadas, que no produjeron efecto alguno. Seguidamente trajeron, en uno de los cascos de la patrulla, agua del arroyo que corre por debajo del puesto, y con la impresión fría de la misma, lograron que reaccionara.
El soldado les dijo, entonces, que una gran luz había llegado por su derecha, pasan do frente a él. A partir de aquél momento ya no recordaba nada.
Algo tranquilizados respecto al centinela — que aún tenía alguna dificultad para moverse, y una suerte de pasmo en los ojos se desplegaron por el terreno, centrando todos ahora su atención en el OVNI.
El ambiente estaba impregnado de olor a azufre, y el silbido ininterrumpido del objeto se escuchaba con claridad, potenciado, sin duda, por la gran cazoleta que viene a ser la zona militar, con su perímetro de montes.

EI OVNI

Tras pasar frente al centinela del puesto de guardia nº 5, a unos 25 m. de distancia de él y aproximadamente a 10 m. de altura, el OVNI había ido a situarse sobre un cortafuegos, por encima de la entrada al túnel nº 5. Así pues, el objeto, en su trayectoria N-S, había penetrado en la zona militar sobrevolando, a lo largo, la línea de un cortafuegos, y tras cruzar a lo ancho de la zona, había elegido para detenerse el comienzo de otro cortafuegos. El OVNI se hallaba situado al Sur de los testigos, por encima de la entrada del túnel nº 5, ya en la falda del cerro, a 2 m. de tierra aproximadamente y a unos 150 m. de distancia del puesto de guardia nº 5, en que se encontraba la patrulla observándolo.

T. “Nosotros habíamos llegado hasta allí con el arma cargada, con una bala en la recámara, preparados para lo que encontrásemos. Nosotros no vimos ningún movimiento extraño, solamente un aparato allí estacionado, y el cual, según nuestra forma de pensar, si hubiese sido un aparato normal y hubiese intentado atacarnos, no habría habido medio, por que estaba perfectamente controlado y no hubiera habido forma de que se fuese. Al no ver ningún movimiento extraño en él, o sea, al ver nada más que un aparato allí parado, estacionado se puede decir, nosotros no tomamos ninguna iniciativa, intentamos nada más que observar, ver sus intenciones, ver su forma de actuar y estar preparados para un posible ataque”.

- ¿Cómo era el objeto?

T.- “Era una masa blanca… Tenía una cúpula… Como si dijésemos un plato al revés; lo que es un plato sopero al revés y encima una cúpula. De 4 m. aproximadamente de longitud… Lo que es un Dodge, un gran turismo. Todas sus partes iban iluminadas y por debajo de la cúpula, por la parte inferior, desprendía una luz de color azul verdoso; era como si se suspendiese de esa luz, o sea, lo que le estaba empujando a sujetarse en el suelo”.

— ¿iluminaba los alrededores?

T.- “La luz del vehículo este… Yo notaba que la iluminación suya no era sólo el contorno suyo, sino que alargaba bastante.
De la entrada del túnel 5 (sobre la que estaba situado) a la salida del 5, que hay aproximadamente unos 100 m, a más de la mitad de camino lo alumbraba, no alumbrando más, yo creo, a causa de los montículos que hay entremedio; pero desde ahí creo que su luz habría llegado a la salida del túnel 5.
Una luz bastante potente, no fija, sino que unas veces aumentaba y otros disminuía; nunca se apagaba”.

— ¿Concretabas bien la forma del objeto?

T.- Sí, sí, se veía perfectamente. Bueno, en el momento en que subía su luminosidad parecía como una masa nebulosa, pero en el momento en que disminuía la luminosidad se distinguía bastante bien la forma”.
La secuencia del cambio de intensidad luminosa del objeto era, aproximadamente, de 2 segundos según el testigo. El ovni aún permaneció, en su levitación sobre el lugar que ocupaba, hasta unos 5 minutos después de haberse recobrado el centinela.
No se hallaba el objeto totalmente inmóvil, sino que se apreciaba en él “‘una especie de bamboleo… Como los barcos”. Posteriormente se puso en movimiento.

— Cuando empezó a marcharse ¿notaste algún cambio?

T.- “Había un aumento de la luz blanca, la luz suya aumentó, un aumento grande; la luz del fondo también aumentó en poder… Y subió, o sea, lo que es remontando, como si estuviese subiendo una persona una cuesta; lo que es estar mirando hacia aquí, y poner la parte que estaba mirando hacia la pista… Pues volverla para la otra parte y subir para arriba”.
El objeto, cuya luz se tornó fija y cuyo silbido creció sin llegar a ser molesto, al iniciar la subida, sobrevolando el cortafuegos, ofreció su base a la mirada de los testigos. La forma del ovni entonces, por efecto de la perspectiva, era “algo más ancha que la de un balón de rugby”. En el centro de la base del ovni observaron un círculo negro, del que se desplegó una estela de luz.
T.- “Era una luminosidad de color azul verdoso, sobre la cual, a mi parecer, y al de los que estaban viéndolo conmigo, se iba suspendiendo el aparato. Esa luminosidad era la que le iba haciendo remontar el cerro. Al principio era un poco tenue, y según iba subiendo iba aumentando de intensidad”.

¿Qué tamaño tendría la estela?

“Cien o ciento y pico metros. Según iba subiendo iba dejando estela a través de todo el cerro; parecía que se quedaba la luz pegada al cerro”.
El ovni inició su marcha lentamente, y al momento adquirió una velocidad no superior a 30 ó 40 kms. por hora, y a esa velocidad, siguiendo la línea de fuerte pendiente del cortafuegos, acabó ocultándose tras la cumbre del cerro. El centinela del puesto de guardia nº 1 aún pudo verlo sobrevolando los montes y perdiéndose de vista, finalmente, en dirección Sur.
Entonces se encendieron, de golpe, las luces normales de la zona militar, pues el generador de corriente, sin intervención de nadie, había comenzado a funcionar de nuevo; no así el transformador que “no pudo empezar a funcionar hasta que no se le volvió a colocar el interruptor en su posición, pues era como si hubiese habido un aumento de carga de tensión (al comienzo del incidente) y hubiese caído el interruptor del transformador, que es automático”. Los perros, tras la marcha del objeto, habían recobrado la calma.

— ¿Cuanto tiempo permaneció el ovni en la zona militar?

T.- “Unos quince o veinte minutos”

— - ¿No son muchos minutos?

T.- “No, no, incluso puedo decir que ése es el tiempo, porque tenía la patrulla un fichaje en el túnel 4 sobre las dos o dos y algo, y faltaron dos fichajes por hacer en el tiempo que estuvo ése aparato allí, cosa que tuvimos que explicar, a la mañana siguiente, ante el oficial del cuartel”.

— -¿Cuantos de los soldados vieron el ovni?

T.- “De los que estaban en la pista yo creo que todos; incluso el cabo de guardia creo que vio el fenómeno, porque desde la puerta del Cuerpo de Guardia se ve perfectamente. Incluso los soldados que estaban acostados se levantaron, y estuvieron con las armas en la mano por si había alguna alarma; así que yo creo que los que estábamos de guardia, que seríamos en la parte de arriba (los polvorines) 27 ó 30, todos lo vimos”.

— ¿No podíais haberos acercado más al objeto?

T. “No subimos para arriba por no arriesgarnos a lo que no teníamos que arriesgarnos. Nuestra orden era meternos en la oscuridad y esperar a que viniese. La orden que se dio, a través de los interfonos de los puestos de guardia, era que cada uno de los soldados se metiese en su puesto de batalla, entonces todos los soldados ocuparon sus puestos de lucha. Podíamos acercarnos a una distancia prudente, observar al enemigo, que en este caso no era un enemigo, sino un objeto, observarlo, tenerle a la vista y poder reaccionar ante un movimiento de él. Ese es el cometido de la patrulla”.

— ¿Qué pensabas de aquél objeto?

T.- “No era un aparato normal. Cualquier avión, cualquier helicóptero… Se le nota fácilmente el ruido; primero el sonido y luego, posteriormente, la forma; y aquello no era ni un avión ni un helicóptero (…)
Para mí era una cosa confusa, una cosa sin pies ni cabeza. Llegamos a la conclusión de que era un “ovni” debido a lo que hablamos entre todos”.

— ¿Cómo describirías el comportamiento de los perros?

T.- “Son perros especializados en la vigilancia nocturna del lugar, y es muy difícil que sufran una alteración nerviosa. Desde que apareció el aparato, hasta que desapareció completamente, sufrieron una especie de alteración de tipo nervioso, durante la cuál los perros no podían estarse quietos, daban vueltas de una parte a otra, al final de la cadena a la que estaban unidos. Los perros ladraban, hacían aullidos como de dolor, se acercaban, intentaban que los cogieses, que estuvieses al lado de ellos. Eso fue lo que vimos”.

— ¿Comprobasteis si el ovni había deja do alguna huella?

T.- “Por la mañana fue investigado, pero por el grupo de estudios minerales del cuartel (…). En el cortafuegos estuvieron examinando el terreno, y en algunos tramos aparecían unas cristalizaciones que no sabían si era cuarzo o qué era”.

— ¿Tenían algo que ver con la observación?

T.- “Según parece sí, porque la tierra de la zona es arcillosa y es muy difícil encontrar cuarzo en la arcilla. Parecían cristalizaciones pegadas a la tierra”.

— En la tierra sobre la que se situó el objeto ¿se notó algún cambio de color, alguna quemadura?

T.- “Cambio de color no, quemadura quizás en la alambrada. Parecía como si
hubiesen ahumado la alambrada”.

— ¿Y en la vegetación?

T.- “No había vegetación en el cortafuegos. En los árboles (pinos jóvenes en las laderas y chopos junto al arroyo) no se notó ninguna señal de calcinación”.

Las cámaras

Al principio del incidente, la célula fotoeléctrica, al registrar la sobrecarga energética, puso en funcionamiento a la sirena de alarma; al mismo tiempo iniciaron su actividad las cámaras, que igualmente se hallan acopladas a la célula fotoeléctrica del sistema de alarma. Estas cámaras, por su autonomía y especial diseño -(a prueba de influencias exteriores)- no fueron entorpecidas en su funcionamiento, como tampoco lo fueron las luces rojas incluidas en su mismo sistema eléctrico, únicas que permanecieron encendidas sin fallo alguno.
La secuencia del incidente en lo que respecta al equipo eléctrico de la zona, y ciñéndome a los datos que obran en mi poder, fue como sigue: 1)Sobrecarga energética provocada por la cercanía del ovni.

2) La célula fotoeléctrica registra dicha sobrecarga y pone en funciona miento a la sirena de alarma y a las cámaras.

3) Caída del automático del transformador y apagón consiguiente de las luces normales, con fallo al unísono de la sirena de alarma, que enmudece definitiva mente (su compresor tenía gas para hacerla sonar durante 45 minutos).

4) In mediato comienzo del funcionamiento del generador auxiliar, de puesta en mar cha automática, por lo que vuelven a encenderse las luces normales. 5) Fallo, a los pocos minutos, del generador auxiliar “como si hubiese gripado”, lo que provoca el nuevo apagón de las luces normales, que así permanecen durante la estadía del objeto en la zona.

6) Una vez que el objeto se marcha de la zona, el generador vuelve a funcionar por sí solo, encendiéndose entonces las luces normales, mientras que el transformador permanece in activo hasta por la mañana, en que se le coloca el automático en su posición, pues “había caído como por una sobre carga”.
No se produjo avería de ningún tipo. Las cámaras existentes en la zona son en número de diez, una por cada entrada y salida de túnel. Todas ellas filmaron al recibir la señal de alarma de la célula fotoeléctrica. Llevan un sistema de disparo automático distinto al de cualquier otro tipo de cámara; se disparaban haciendo una toma, cesaban en su función, y a los dos minutos y medio o tres minutos volvían a hacer otra toma, y así sucesiva mente. Al parecer, van cargadas con película infrarroja. Según el testigo, las dos cámaras que tuvieron enfrente al objeto, que son las correspondientes al túnel de salida nº 4 y al túnel de entrada nº 5, quedaron con sus películas veladas, mientras que las demás cámaras “hicieron las tomas de los árboles y de la pista como si no hubiese ocurrido nada”. (Estas otras cámaras, por su situación, no enfocaron al ovni).

T. — “Nos comunicaron que las películas de todos los puestos, menos las de los dos que estaban enfrente, o sea, los dos que pudieron hacer las tomas del objeto en los dos estaban veladas las películas; todas las demás cogieron las imágenes de la pista, todo lo cogieron perfectamente; las únicas que estaban veladas eran las de los dos puestos de enfrente”.

Epílogo

Una vez finalizada la observación, fue relevado el centinela del puesto nº 5, que se hallaba muy nervioso y asustado, quedando luego la patrulla momentáneamente reunida con el sargento y el cabo 1° en el Cuerpo de Guardia, opinando sobre lo acontecido, llegando a la conclusión de que todos habían visto lo mismo. Por la mañana se dirigieron al cuartel y hablaron con el oficial. Seguidamente se hizo un parte de lo ocurrido, firmado por todos los testigos, parte que fue enviado ése mismo día, por medio del enlace, y junto con los rollos de película de todas las cámaras, al Parque y Maestranza de Artillería de Madrid. Las películas se revelaron en el Servicio Topográfico. Dos días después, un comandante, procedente de Madrid, estuvo interrogando a todos los testigos de la observación, los cuales, según supieron, coincidieron plenamente en sus declaraciones.
Este caso, como indiqué al principio, forma parte del conjunto de observaciones ocurridas en las cercanías de Talavera de la Reina y en la misma ciudad en la madrugada del 29/12/76. Los casos talaveranos, por su cronología, efectos EM, situación de los testigos, dirección del objeto y características del mismo, forman un conjunto coherente, inscrito en el marco más amplio de la casuística que se produjo en la misma madrugada — y prácticamente a la misma hora — , en di versos puntos de la Península Ibérica.

Antonio Rodríguez Santamaría Pedro Redón
NOTAS
(1) “Informe sobre un caso múltiple: 29/12/76. STENDEK nº 32 pp 2–10 y p. 29.
(2) “Informe sobre la observación de un misterioso objeto volante en Arrubal”. STENDEK nº 29. pp. 13–15 y p. 39.

(3) Sobre los casos talaveranos ver (1).

Vista de la zona militar en la actualidad

Testimonio de Anastasio Martínez sobre su observación OVNI al diario La Gaceta del Norte publicado el 30 de diciembre de 1976

La Gaceta del Norte 30 de diciembre de 1976 Archivo @galanvazquez

ARRUBAL (Logroño) (LA GACETA DEL NORTE).

— «Me llevé un susto impresionante», comienza diciéndonos don Anastasio Martínez, de 53 años, vecino de Logroño capital y domiciliado en la calle Quintiliano, número 9. «Yo salía de mi trabajo de sereno en las obras de la nueva factoría que Tabacalera, S. A. construye en términos de Arrúbal.
Nuestro comunicante está todavía nervioso cuando charlamos con él, a media mañana, en nuestra Redacción, adonde ha acudido espontáneamente, para desahogarse de sus impresiones, consciente del interés que en LA GA CETA DEL NORTE prestamos a esta apasionante y verídica temática de los «ovnis».
UN APARATO MUY GRANDE Y LUMINOSO

— ¿A qué hora lo vio y dónde?

— Serían las 2,10 de la madrugada. Había concluido mi jornada y en mi motocicleta <<Gilera>> me disponía a regresar a mi domicilio. En la parte de Arrúbal vi una luz intensa. De pronto ésta se elevó un poco y comenzó a volar con velocidad impresionante y dejando una gran estela de luz.

¿Cómo eran estas luces?

— Una de ellas era blanca y bordeaba totalmente el aparato, haciendo posible la visión del mismo. Era de forma ovalada y despedía una estela de su parte trasera de unos diez metros de longitud y de dos colores, naranja en la parte de abajo y verde en la de arriba.

— Durante cuánto tiempo lo vio usted?

— Desde que se elevó ligeramente hasta que perdí su visibilidad no creo que pasarían más de diez segundos. Luego desapareció por las montañas que están junto a la carretera. Mi susto iba en aumento.

— -¿Qué tamaño tendría?

—A la distancia que lo vi supongo que unos cinco metros. Claro que, de verlo de cerca sería un tamaño impresionante.

Don Anastasio nos dibuja sobre una cuartilla la forma del objeto. Y, más tarde, visitando la zona donde tuvo la visión, comentada, nos sigue dando más detalles.
“NUNCA CREI EN LOS OVNIS, PERO AHORA…”
— Nunca había visto algo semejante. Es más: jamás pensé que existieran estos aparatos. Siempre he creído que sería alguna invención de la Prensa para vender más periódicos. Pero, después de ver esto, que nadie me discuta sobre su existencia. Existen, y además la velocidad que llevan es asombrosa. No creo que haya medio capaz en la Tierra de darles alcance.
Allí mismo, cerca de las obras de Tabacalera, nos comenta cómo reaccionó:
— Aceleré al máximo la moto y sin ponerme los guantes ni nada, salí rápidamente. Hasta llegar a Recajo (a unos tres kilómetros del lugar del hecho), me paré, porque no podía aguantar el intenso frío, a colocarme los guantes. Mientras me dirigía a casa, le decía a la motocicleta, como si me oyera: «Corre, bonita, corre, que nos pillan.» La primera vez en mi vida que he pasado miedo de verdad. No me importaría ver a la distancia que lo he visto ahora un nuevo «ovni», pero de cerca… ni hablar, porque debe ser terrible. — — ¿Hacía mucho ruido?
— De eso no me di cuenta. Sólo oí el ruido de mi moto. Quería llegar a casa cuanto antes. Mi señora, cuando se lo conté, comenzó a reír, pero no es cosa de broma. No quería dar mi nombre, ni comentar nada, porque muchos, como ocurre en estos casos, me tomarán por loco. Pero crea usted que ver una cosa de éstas impresiona y necesita uno soltarlo.
Hasta aquí la relación del protagonista humano de este nuevo caso «ovni» en la Rioja. Tierra que, por cierto, es pródiga en este tipo de fenómenos. Recordemos el tan sonado del religioso escolapio. Y es curioso, el de los chavales de la escuela de este mismo pueblo. de Arrúbal que, por aquellas mismas fechas, aseguraron ver un raro aparato (eran unos veinte chavales), así como un soldado de la base aérea de Agoncillo (lugar muy cercano a éste de Arrúbal, pues son términos lindantes) que también fue avistado por un gran aparato cuando efectuaba su vigilancia nocturna. De todo ello quedó constancia en las Páginas de LA GACETA DEL NORTE, como ahora del caso de don Anastasio Martínez, que termina indicándonos el lugar por donde desapareció el «ovni», de norte a sur, sobre la carretera N-232, hacia los montes cercanos. Habrá que estar muy al tanto en los próximos días, por si se trataba de un «ovni nodriza». Casos similares se pueden repetir en esta zona riojana.
EMILIO RAMIREZ
(Foto, Payá.)

INFORME SOBRE LA OBSERVACION DE UN MISTERIOSO
OBJETO VOLANTE EN ARRUBAL

Una investigación de campo realizada por Jose L. Guillerma, del C.E.I. Centro de Estudios Interplanetarios.

A través del diario “La Gaceta del Norte” de fecha 30–12–76, tuvimos conocimiento de la observación de referencia. Nos pusimos inmediatamente en contacto postal con el testigo, comunicándole nuestra visita para el día 15 de Enero de 1977.
El día indicado tres jóvenes colaboradores, las señoritas Teresa Miñana, Inés Maestre y el Sr. Ramón Pinedo, y yo mismo, José Luis Guillerna llegamos a Logroño capital, a eso de mediodía.
Tuvimos que esperar hasta las 3 de la tarde al testigo, ya que éste no se encontraba en su casa.
Mientras Pinedo y yo aguardábamos su llegada, su esposa nos puso un poco en antecedentes del caso, hablándonos de la extraordinaria impresión que la visión había causado en su esposo.
Fuimos tratados en todo momento con gran cortesía y hospitalidad.

Cuando llegó D. Anastasio, que ya estaba sobre aviso de nuestra llegada como he dicho anteriormente, no mostró reparo alguno en colaborar con nosotros. Antes bien, lo hizo de muy buen grado, aunque su estado denotaba un gran nerviosismo. Pensamos que, por naturaleza, el Sr. Martínez debe ser de carácter algo nervioso, pero al hablar de su observación su excitación era mayor.
El Sr. Martínez, después de su visión, se presentó voluntariamente en la redacción de “La Gaceta del Norte”, de Logroño, porque, según él, “no podía guardar lo que llevaba dentro, y a alguien tenía que contárselo”. Nos confesó posteriormente que, si alguna vez vuelve a ser testigo de un hecho semejante, no volverá a darlo a la publicidad, pues no le han causado sino problemas. También nos dijo el testigo que el motivo de su retraso en llegar a casa había sido, precisamente, que se había entrevistado con un ingeniero alemán, que re­side habitualmente en un hotel de Lo­groño, y con el que le un(a cierta amistad, para informarse un poco, si era po­sible, sobre el fenómeno OVNI, ya que “yo sé que en Alemania — el testigo había estado trabajando en aquella nación varios años — también pasaban estas cosas”. D. Anastasio comentó ampliamente su observación con nosotros, y enviamos al C.E.I. la grabación que realizamos de nuestra conversación.
Después de comer quedamos citados con él, para viajar hasta el terreno donde se produjo el hecho fuera de lo normal y, allí, en los terrenos del Polígono Industrial “El Sequero”. el señor Martínez tras el objeto. Este artefacto parecía tener, según nos manifestó D. Anastasio unos 5 metros, aunque quizás de cerca fuera mas grande.

LA INVESTIGACION SOBRE EL TERRENO

Después de que el Sr. Martínez nos condujera al lugar del suceso entramos inmediatamente en la zona del aterrizaje, pues, casi con absoluta certeza el objeto estuvo posado en tierra.
El Polígono de “El Sequero” está dividido en parcelas de unos 800 metros de largo — quizás más — por unos 200 ó 300 de ancho. Los límites de las parcelas están perfectamente urbanizados, con aceras amplias, farolas, y magníficas carreteras que darán fluidez, en su día, a la circulación dentro del Polígono. Digo en su día, porque, actualmente, la única construcción que hay allí es la edificación de Tabacalera, distante unos mil metros del lugar de la observación. El resto de los terrenos está desierto. El interior de las parcelas es, pura y simplemente, campo, donde pastan los rebaños de ovejas con toda libertad.
La tierra es bastante arcillosa, creemos de ese tipo de tierra que se pega profusamente al calzado en cuanto llueve un poquito, y que se diferencia de la tierra, por ejemplo, de un prado, ya que la del prado es más granulada, como formando grumos y ésta, en cambio, es casi arena endurecida, donde no crece la yerba gruesa y verde de las praderas, sino pequeños arbustos y yerbajos enclenques. Mis acompañantes y yo nos dispersamos sobre el terreno, mientras el Sr. Martínez nos indicaba aproximadamente la zona donde había visto el objeto. Cerca del lugar encontramos huellas. No puedo decir si eran o no del OVNI. Pero eran huellas, ¿como decirlo?, fuera de lugar.
Primeramente observamos algunas excavaciones profundas, de las que tomamos datos, por considerarlas de poco interés, pero que ahora menciono por si pudieran tener relación con el caso. No se si en el resto de España, pero en el País Vasco hay costumbre de atrapar pajaritos con cepo, para lo cual se coloca en el mismo, como cebo, una hormiga provista de alas, que aquí se denomina “aluda”. Los cazadores, para hacerse con su provisión de “aludas”, acuden a los hormigueros provistos de una azada, cavan en la tierra hasta encontrar el nido principal donde las hormigas se preparan para emprender su primero y único vuelo.
Las excavaciones que encontramos, a mi juicio, podrían ser el trabajo de uno de estos buscadores de hormigas aladas. También podía tratarse de un trabajo cualquiera de un grupo cualquiera de obreros por un motivo cualquiera. Si lo reseño es porque estaban próximas nos dio toda clase de información sobre el caso.

EL SUCESO

El Polígono Industrial “El Sequero” está situado a unos dieciocho kilómetros de Logroño, cerca del pueblecito de Arrubal y cerca, tambien, del aeropuerto militar de Recajo-Agoncillo, junto a la carretera nacional Logroño-Zaragoza. D. Anastasio Martínez, de oficio ebanista, presta actualmente sus servicios como guarda nocturno en las obras de la nueva factoría que TABACALERA S.A. construye en el citado Polígono. Tras un grave accidente de motocicleta hace varios años, que le dejó práctica mente inútil para el trabajo, D. Anastasio ha encontrado este trabajo eventual como guarda y es de señalar que al transcurrir los seis meses del contrato podría ser despedido de su puesto, aunque él nos dijo que estaba haciendo todo lo posible por quedarse, precisamente si sus superiores considerasen su actitud de forma negativa. Pese a todo, y esto es lo que quiero destacar, D. Anastasio no ha dudado en publicar y defender la veracidad de su observación. “! Como hay Dios, que lo he visto!”, nos dijo tajantemente durante la entrevista.
Hacia las 2 de la madrugada del 28 al 29 de Diciembre del pasado 1976 salía D. Anastasio de su trabajo, a bordo de su pequeña motocicleta — una “Gilera”, de pequeña cilindrada — cuando al recorrer la carretera que conduce desde la obra hasta la general Logroño-Zaragoza observó que su vehículo fallaba. A unos doscientos metros de la carretera general — quizás menos — se detuvo, pensando que la bujía hacía “pelo”, y se dispuso a cambiarla. La cambió, y la moto siguió fallando. Se detuvo de nuevo y con su linterna encendida se dispuso a limpiar la bujía de nuevo.
Fue entonces cuando, de pronto, en uno de los terrenos parcelados del Polígono a unos 800 o 1000 metros de distancia del testigo, y a su espalda, se encendió una potente luz blanca. D. Anastasio, sorprendido, se volvió y pudo ver un objeto o cosa, de color blanco fluorescente, que se elevaba sobre una estela verde-amarilla, para estabilizarse a algunas decenas de metros sobre el suelo. Entonces la estela verde-amarilla se hizo horizontal y paralela al suelo, y el OVNI se alejó a gran velocidad en dirección OESTE — lo comprobamos porque momentos después de llegar nosotros al lugar se puso el sol por el mismo lugar que voló el OVNI — perdiéndose tras unas colinas que bordean la carretera N-232 a Zaragoza. Según el testigo, el objeto, al alejarse, presentaba una tonalidad rojiza, quizás, siempre según D. Anastasio, porque “la estela se veía ahora de frente”, es decir a las HUELLAS PRINCIPALES en forma de triángulo.
Siguiendo con estas excavaciones, que eran por lo menos cuatro, diré que eran aproximadamente cúbicas, de unos 50 cm. de lado, que el corte era bastante regular — no había “azadonazos” — y que la tierra estaba perfectamente apilada junto al agujero.
No las fotografié por no considerarlas, en principio, de interés, y cuando quise hacerlo ya había cerrado la noche. Pero las otras huellas son — pienso — más
interesantes. Se trata de tres impresiones casi semiesféricas.
Sus diámetros son: dos de ellas 8,5 cm. (A y C) la otra 9,5 cm. (B)
Su profundidad: dos de ellas 6,5 cm. (B y C) la otra 3,5 cm. (A)
Estaban separadas por las siguientes distancias:
A — B = 3,5 mts.
B — C = 1,45 mts.
C — A = 4,10 mts.
Sacamos moldes escayolados, que remitimos, junto con fotografías de la zona de la observación, así como una fotografía de una de las huellas, aunque por carecer de lente de aproximación, la foto no es todo lo buena que fuera de desear.

PRUEBAS DE DUREZA SOBRE EL TERRENO.

Realizamos unas elementales pruebas de dureza del terreno, que se encontraba prácticamente en idénticas condiciones que el día de la observación.
Un clavo de aproximadamente 4 mm. de diámetro, penetró por tierra unos 35 o 40 mm. bajo la presión de 1 kg. de peso. Calculamos, según estos datos, que el objeto que allí se posó — si efectivamente estas huellas corresponden a un objeto que se apoyaba en un trípode irregular — venía a pesar alrededor de 2.500 kg. es decir, como un birreactor “Cessa T-37- C” equipado, o como un bimotor de turismo CESSNA 320-C SKYKNIGHT, y aproximadamente la mitad que el caza bombardero “Hawker-Siddeley 1127” o doce veces menos que un “Lockeed C 130-Hércules” vacío.
Vitoria, 12 de Febrero de 1977.

Publicado en STENDEK Vol. 08 Nº 29 Septiembre 1977

Mapa de la zona de observación en la actualidad
Diario Sol de España 2 de enero de 1977 Archivo @galanvazquez
La Verdad de Murcia Archivo @galanvazquez

Estos datos recogidos del periódico La Verdad de Murcia refleja la disparidad de criterio a la hora de reflejar una observación OVNI sin tener en cuenta la información de testigos a investigadores que sobre el terreno intentan lo mas veraz posible extraer información de lo observado. Las declaraciones del presidente de la Agrupación Astronómica de Lorca Don Manuel Jiménez Pintado al opinar sin pudor alguno y a la ligera de que lo observado por cientos de testigos era “Un bólido de extraordinarias proporciones”. No es el único que sin realizar ningún tipo de investigación afirman categóricamente que lo observado sea eso un “bólido”.

Yo lo considero simplemente un objeto volante no identificado.

El mencionado “Astrónomo” y tambien otros pertenecientes al (Movimiento Escéptico Organizado M.E.O.) no han tenido en cuenta (porque no ha realizado investigación alguna) los testimonios de los miembros del Ejercito (Tropas del Parque y Maestranza de Artillería de Madrid Destacamento de Talavera de la Reina). Donde aseguran y ratifican de que un objeto no identificado aterrizó en su base militar, expuesto y bien documentado al principio de este escrito.

¿Un bólido se puede suspender a 2 metros de suelo durante un tiempo?

¿Un bólido es capaz de hacer saltar los censores y hacer sonar las sirenas de alarma?

¿Un bólido es capaz de paralizar de miedo a un soldado?

¿Un bólido suspendido a 2 metros del suelo puede velar las fotos infrarrojos de las cámaras de seguridad?

Recordemos que un comandante, procedente de Madrid, estuvo interrogando a todos los testigos de la observación, los cuales, según supieron, coincidieron plenamente en sus declaraciones y quedaron registrada en el informe realizado.

Se pretende acaso ridiculizar con declaraciones banales y sin fundamento alguno a los testigos de la observación, desde la cómoda posición de negar lo que se desconoce por la falta de interés en investigar unos hechos ocurrido con varios testigos de indiscutible credibilidad. Ellos vieron una potente luz suspendida a dos metros del suelo y con un leve y persistente sonido que produjo efectos colaterales en personas, animales y entorno mecánico y electrónico y eso es suficiente para considerarse un objeto o fuente de energía desconocida sin más.

“Sólo los fanáticos odian a las personas tanto como a las doctrinas”. Mario Brunge (El Ojo Crítico nº 69)

Diseño @galanvazquez

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Galán Vázquez
Galán Vázquez

Written by Galán Vázquez

Painter, Graphic Designer, Seville & Barcelona Spain, Member of the Center for Interplanetary Studies of Barcelona. Research Correspondent at UFO-SVERIGE

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